Desde que nací me he considerado un objeto de deseo para todos y cada uno de los Españoles. Soy pequeño, manejable, flexible, dócil, obediente, sumiso, siempre me adapto a tu cartera o a tu bolsillo y ¿sabes que soy sobre todo? muy, muy resultón; aunque cada vez soy más consciente de que sólo me vas a querer y me vas a dar tu amor cuando te caiga GORDO...
En estos momentos todos me quieren, me persiguen, hacen colas interminables por conseguirme, me desean, me palpan, me manosean, incluso me frotan cual lámpara de Aladín por su partes innombrables, me colocan debajo de Vírgenes, Jesucristos, santos y gatos Manekis Nekos que mueven insaciablemente su pata izquierda para atraer la denominada suerte. Y yo os observo desde mi ventanilla de cristal, y observo como poco a poco mis hermanos van desapareciendo y sólo vamos quedando unos pocos, a unos no les gusta que termine o empiece por 0, otros quieren que finalice en su número favorito… pero todos ansiáis lo mismo: otra realidad, cambiar, viajar, comprar ese maravilloso bolso de Prada, salir de vuestra rutina o tener una excusa para dejar ese horrible trabajo. Pero, ¿sabéis qué? Después de muchos años observándoos he aprendido muchas cosas:
He entendido que en el viaje de la vida, hay que ser intrépido, hay que descubrir, hay que tomar las riendas de tu propio tren, dirigirlo sin tener miedo a conducirlo a estaciones lejanas, insólitas o que otros te digan que son peligrosas.
Por último, he aprendido a aceptar que en España lo único que cuenta es el fútbol, Torrente, Paquirrín y Belén Esteban y, sí, estás rodeado de ovejas y de pusilánimes pero si lo asumes y sonríes a la vida, la vida te sonreirá.
Por todo ello queridos lectores, buscad, escudriñad, indagad, explorad… ¡la suerte es de los que la buscan!
Firmado: Tu décimo de lotería
Coco Chanel