Vivimos en un mundo muy rápido. Vamos
y venimos a los sitios como el conejo blanco de Alicia en el País de las
Maravillas pero ahora mirando el móvil con el whatsapp y las redes sociales en
lugar de al famoso reloj.
Vivimos en un mundo que demanda
que seamos perfectos tanto a nivel físico como a nivel mental. Tenemos que ser
guapos, tener unos cuerpos diez y unas capacidades mentales inmejorables, tener
buenos puestos de trabajo y una relación de pareja con un mini-yo o doble-yo
igualmente perfecto. Todo tiene que salir impecable aquí y ahora, no hay lugar
para las equivocaciones y si no conseguimos nuestros objetivos nos frustramos y
derrumbamos.
Soy la primera que me he pasado 29
años luchando conmigo misma por ser perfecta en todo, perfecta en mi trabajo,
perfecta en mi vida social, perfecta en mis relaciones… y exigía lo mismo de
los seres que me rodeaban, de mis amigos, de mis compañeros.
Pero me he dado cuenta de que la
perfección es demasiado aburrida, no me atrae, no me satisface… me atraen más
las personas de verdad, con granos, con celulitis, me atraen equipos como el
Atleti que ha conseguido sus victorias este año a base de esfuerzo y no a base
de talonario, me atraen los Pablo Motos con su altura y su barba de duendecillo
o incluso los pelos de maruja de la millonaria señora Thyssen en todo evento que se precie.
Por tanto bienvenidas a mi vida
las personas naturales, sin conservantes ni colorantes, sin clichés,
bienvenidos todos aquellos que no escondéis vuestras emociones, que reís, que
lloráis, que cantáis, que lucís alegremente con crop tops de H&M vuestros tummies,
que no sentís vergüenza por el qué dirán y en definitiva… ¡bienvenidas personas
imperfectas!
“'Cause all of me
Loves all of you
Love your curves and
all your edges
All your perfect
imperfections”
John Legend- All of me.
Special thanks to my always friend M, for being
the source of inspiration for this article.