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miércoles, 15 de febrero de 2012

Reflections upon a Whatsapp message

¡Hola San Valentín! Me han pasado tu número de teléfono y…¡He visto que tienes WhatsApp! ¡Qué bien! Te escribo para ver si me ayudas a entender un poco el enfriamiento de las relaciones sentimentales en los últimos tiempos, porque en aproximadamente diez años de mi vida amorosa, mi comunicación socio-afectiva con el sexo masculino ha pasado de un teléfono fijo al que cuando eras adolescente te llamaba algún que otro valiente con la excusa de pedir algunos deberes, a un teléfono móvil al que la mayoría se dedicaba a mandar SMS o con el que viví la época de las llamadas  pérdidas en las que la emoción recorría tu cuerpo cuando veías un toque del ligue de turno (por cierto, nunca llegué a entender su significado… ¿Era un ¡hola!?¿Un “me acuerdo de ti”?) y luego llegó el Messenger, y ahí ya la utilización masiva del amor exprés, los ordenadores empezaron a tomar el relevo y poder contactar de forma instantánea con tu ser querido relegó al teléfono a un segundo plano. Y del Messenger pasamos al Facebook y/o al Tuenti, esa maravillosa arma que te permite fisgar, cotillear y ver en un simple click lo que una persona voluntariamente te quiere contar de ella… sus fotos, sus amigos, sus gustos, sus aficiones.

Ahora todo queda relegado a un tick… ¡Lo ha recibido!… dos ticks ¡Lo ha leído! Cuando pone: escribiendo tus palpitaciones comienzan a aumentar… ¡Ay! Pero ¿Qué ocurre cuando ves que está conectado o peor, que la última conexión ha sido hace diez minutos y que no te ha contestado? Empieza el estrés, la ansiedad y la angustia conjunta, mirar al móvil cada quince minutos se convierte en un sinvivir, empiezas a hacerte experto en los distintos tipos de móvil, -“los Galaxy te dan dos ticks aunque no lo hayan leído”-uf, menos mal ya pensé que pasaba de mí…

¿Qué es esto san Valentin? ¿Dónde ha quedado la rosa, la caja de bombones, el detalle, las risas, los primeros cafés en sitios originales para sorprender, las bromas? ¿He de conformarme con un emoticono de una cara amarilla mandándome un beso (con o sin corazón) o peor, con una caca o una ventosidad? Pero… ¿No deberíamos de recuperar el tête a tête, el cortejo, la conquista…?

Perdona por el Whatsapp tan largo que te he escrito pero… ¡Como es gratis!

Quei giuramenti, quei profumi, quei baci infiniti, rinasceranno

Charles Baudelaire