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jueves, 29 de marzo de 2012

De mayor quiero ser liberada

Son las 22:00 y salgo de trabajar del majestuoso edificio, agotada, destrozada y pensando en llegar a mi casa lo antes posible. Cuál es mi sorpresa cuando veo que un grupo de insurgentes, vándalos y facinerosos, cargados de pancartas rojas, están comenzando a arengar a la masa bajo la idea de una huelga general para justificar su… ¿Trabajo? No puedo evitar observar sus actuaciones minuciosamente- no sin cierto desdeño- y veo que uno de ellos, descarado él, tiene la osadía de llevar puesto un polo de lacoste… y ¡ay! Eso sí que me indigna… ósea que yo estoy trabajando más de diez horas al día para que vengan estos seres, por llamarlos de alguna manera, que cobran su sueldo íntegro por dedicar su tiempo a “labores sindicales” a gastarse el dinero que nos sustraen a todos los trabajadores de nuestro sueldo para comprarse un polo de lacoste. Pero sobre todo y fundamentalmente, ¿qué hacen estos imbéciles gastando nuestro dinero en pancartas, pegatinas y merchandising varios cuando hay 5.000.000 de parados? La reforma laboral entró en vigor el 13 de febrero ¿han tenido acaso tiempo de valorar sus consecuencias? ¿O es que tienen que justificar su no trabajo de alguna manera? ¿Qué persona en su sano juicio secunda una huelga general con la crisis económica que tenemos y con el perjuicio económico que ello conlleva?

Afortunadamente la calle está semivacía y apenas se fijan en mí mientras preparan sus pegatinas. Les dejo en su camino hacia la Puerta del Sol y continúo subiendo por la calle Velázquez. Llego a la altura del Pain Quotidien, y en su terraza me encuentro sentadas a todas estas niñas del barrio de Salamanca que no saben ni de dónde caen las gotas de agua porque su única preocupación en esta vida es conseguir hacerse esos moños a lo Jordi Labanda que se ponen en la cabeza y conseguir que la goma del pelo les combine con la blazer color coral- tan de moda esta primavera- y con las botas de motivos aztecas. Por cierto, ¿alguien sabe porqué con las temperaturas de 20ºC que estamos sufriendo estas niñas siguen llevando botas? ¿Por qué a las féminas del barrio de Salamanca les place tanto llevar botas con un sol de justicia? ¿las botas no son para el invierno? ¿Tanto daño ha hecho Sara Carbonero a la sociedad?

¡Uf! Ya son las 22.30 y por fin abro la puerta de mi recién estrenada casa, aturdida por la diversidad y la complejidad de los seres humanos que te puedes encontrar en tu camino, pero, eso sí, tomando la sabia decisión de que mi futuro está en hacerme liberada sindical para poder llevar polos de lacoste y tomarme algo tranquilamente un miércoles en el Pain Quotidien con las niñas del barrio de Salamanca.

La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa.

Albert Einstein.